La responsabilidad de reciclar o deshacerse del plástico cae solamente en el productor
A partir del 3 de julio de 2021, la nueva legislación de la Unión Europea promete marcar el comienzo de una nueva era para la reducción de desechos, el reciclaje y la economía ambiental, dirigida a uno de los mayores culpables de la contaminación marina y terrestre: el plástico.
El problema del plástico en Europa es evidente, por si misma la UE produce la asombrosa cantidad de 28 millones de toneladas de desechos plásticos al año. Al ver una clara necesidad de frenar esta generación interminable de desechos y utilizar de manera sostenible el plástico existente actual, en 2019 el parlamento europeo elaboró una legislación para prohibir los 10 artículos de plástico de un solo uso que se encuentran con mayor frecuencia en las costas europeas. Estos artículos incluyen cubiertos de plástico, popotes, recipientes para bebidas, bolsas, toallitas higiénicas, paquetes, envoltorios y más. Además, la ley tiene como objetivo reforzar los sistemas de reciclaje de plástico, exigiendo que todos los envases de plástico sean reciclables para 2030 y estableciendo una meta de una tasa de reciclaje de plástico del 50% para 2025.
Esta estrategia de reducción y gestión de la contaminación plástica está recibiendo grandes elogios por su naturaleza integral y singular. Juan Castaño, director regional de Plastic Oceans Europe, describe el plan como “una de las primeras legislaciones continentales para promover un sistema de economía circular, un enfoque innovador que tiene como objetivo mitigar el problema actual de generación y gestión de residuos en Europa dando un segunda vida a los materiales desechados, además de reducir la generación de materiales no reciclables como los productos de plástico de un solo uso”.
Este experimento en la circulación de plástico sin residuos a gran escala no podría haber llegado en un momento más urgente, ya que las condiciones pandémicas solo han exacerbado el uso de productos plásticos de un solo uso en todo el mundo.
El elemento complementario crucial de este sistema de circulación de residuos es su intento de transferir cualquier carga y responsabilidad de cumplimiento del consumidor al productor. Para disuadir a las empresas de continuar con las prácticas comerciales insostenibles basadas en la generación de plástico, la legislación de la UE establece claramente que la responsabilidad de reciclar o eliminar el plástico recae únicamente en la empresa productora, lo que incentiva a las empresas a “invertir más fondos en el desarrollo de alternativas sostenibles para evitar cualquier tarifa de reciclaje”, explica Castaño.
La legislación no solo es revolucionaria en términos de su visión del reciclaje de plástico, sino que la prohibición también tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono. La disminución de la producción de plásticos a base de petróleo podría reducir la huella de carbono de la Unión Europea en unos impresionantes 3,4 millones de toneladas de CO2. De esta forma, la Unión Europea está dando un paso importante en la lucha contra dos de los desafíos medioambientales más urgentes de nuestro tiempo: la contaminación plástica y el cambio climático.
Si bien es evidente que se trata de una legislación potente, la prohibición del plástico se ha enfrentado a algunas críticas por no hacer lo suficiente. La ley cubre solo el 1% de la producción total de plástico de Europa, y con el precio del petróleo bajo por el momento, será un desafío para Europa detener la producción de plástico en su conjunto. A pesar de estas deficiencias, los artículos que sí cubren la prohibición representan el 70% de toda la basura marina que se encuentra en la UE, lo que significa que la prohibición de estos pocos artículos tendrá un impacto desproporcionadamente grande en la salud de nuestros mares y vida marina.
Con la prohibición oficialmente entrando en vigencia el 3 de julio de 2021, muchos esperan ver cómo esta legislación transforma los ecosistemas de Europa y aumenta la conciencia pública sobre los impactos ambientales y en la salud humana del uso de plástico. La escala de este ambicioso esfuerzo realmente tiene el potencial de alentar a otros países y regiones a seguir su ejemplo, ya que la contaminación plástica plaga las costas y las regiones terrestres sin tener en cuenta las fronteras nacionales.
En los últimos años todos nos hemos acostumbrado a las horribles imágenes de contaminación plástica que circulan por los medios de comunicación; costas cubiertas por capas de basura, tortugas ingiriendo bolsas de plástico como si fueran medusas, vida marina atrapada en redes de plástico. Con la nueva prohibición de Europa a solo una semana de distancia, ha surgido la posibilidad de que nuevas imágenes inunden nuestra imaginación: peces que se lanzan a través de corales prístinos, aves acuáticas que planean a lo largo de playas resplandecientes y tortugas marinas que se deslizan a través de océanos repletos de medusas reales esta vez.
Sophie Liebel es parte del equipo de periodismo ambiental en Ninth Wave Global. Originaria del norte del estado de Nueva York, es una ávida defensora de la fauna y de las aves.
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