Salvar nuestro planeta requiere voluntad política y educación global

No queda tiempo para patear esta lata por el camino

Evolución. Adaptarse al entorno cambiante o extinguirse.

Esta es una de las contribuciones épicas de Charles Darwin a la evolución del pensamiento y la educación global. No creo que jamás hubiera imaginado que la población humana ascendiera a casi 8 mil millones y que nos convertiríamos en una fuerza tal sobre la tierra como para cambiar el clima. De hecho, hemos creado nuestra propia época; el Antropoceno.

La actividad humana ha sido la influencia dominante en el clima y la expansión humana desde la revolución industrial, un período que nos brindó el regalo del tiempo, la oportunidad de educación y el ocio. Lo que no se puede ignorar es la devastación que la industria ha tenido sobre las criaturas con las que compartimos esta tierra y el impacto que ha tenido en el suelo, el aire, el agua dulce y el océano.

Adaptarse al entorno cambiante o extinguirse.

Ahí es donde estamos. La salud misma de nuestros ecosistemas de los que dependemos nosotros y todas las demás especies se está deteriorando ante nuestros ojos. Estamos erosionando los cimientos mismos de nuestras economías, la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida en todo el mundo. Los investigadores estiman que hasta un millón de especies de animales y plantas podrían desaparecer dentro de unas décadas.

Adaptarse o extinguirse.

Es cada vez más común escuchar a la gente decir que los humanos somos un virus en el planeta. La Tierra, nuestra madre, es antigua y los humanos no somos más que efímeras en el ámbito del tiempo astronómico. El simple hecho es que si somos un virus, no sobreviviremos si matamos a nuestro anfitrión. Debemos desarrollar una vacuna metafórica que cambie nuestro pensamiento y abra nuestros ojos a la realidad ambiental. Debemos encontrar una vacuna que ponga el valor de la sostenibilidad y la armonía con la tierra por encima del consumo y el desperdicio sin restricciones de los consumidores.

Esto requiere voluntad política y educación global. La visión holística de la naturaleza de Darwin incluía la “dependencia de un ser de otro”. Destacó el valor de la cooperación sobre la lucha dentro de una especie. Dependencia y cooperación. Ahí

está el problema. ¿Cómo podemos lograr que 8 mil millones de personas estén de acuerdo en que hay un problema que debe resolverse? En Estados Unidos vivimos una polarización política que amenaza los cimientos de la democracia. Hay líderes políticos poderosos y jefes de corporaciones ricas que continúan negando e ignorando el cambio climático. Este problema, lamentablemente, lo comparten otras naciones. ¿Cómo conseguimos que estas naciones cooperen por el bien de todos?

La frustración radica en no poder encontrar soluciones satisfactorias que las naciones industrializadas acepten y estén de acuerdo. El beneficio es su único objetivo y recompensa. Si salvar el planeta y las especies con las que lo compartimos reduce las ganancias, prometen abordarlo en el futuro. No habrá futuro. Con la población en aumento, el consumo de los recursos limitados de la Tierra y la constante violación del agua, el suelo y el aire, no queda tiempo para dejar esta lata en el camino.

Podemos mirar atrás en el tiempo y encontrar un ejemplo que ilustre este momento que estamos viviendo. La extinción del pájaro dodo. El pájaro dodo no se extinguió por sí solo. Los marineros holandeses se los comieron hasta la extinción después de descubrir que el ave era increíblemente fácil de atrapar y no temía a los humanos. Este es el triste hecho de quiénes y qué somos como especie.

Adaptarse o extinguirse.

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Matthew Modine es actor, cineasta, fotógrafo, activista ambiental y se desempeña como Embajador Global de Plastic Oceans International. Ha protagonizado películas como Full Metal Jacket, Memphis Bell, Married to the Mob y The Dark Knight Rises. Ha aparecido en varias series de televisión, incluso en el éxito de Netflix Stranger Things. Página de IMDb.